Francisco Orozco y Jiménez

1921-1930

Nació en Zamora, Michoacán el 19 de noviembre de 1864. Inició estudios de humanidades clásicas en el Colegio de Jacona dirigido por Antonio Plancarte. Los prosiguió en el Colegio Pío Latino de Roma a partir de 1876. Residiendo en ese seminario fue alumno de la Universidad Gregoriana, donde obtuvo el doctorado en filosofía y la licenciatura en teología. En 1887 se ordenó sacerdote. De vuelta a la Patria el siguiente año fue profesor de latín es el seminario de su tierra natal y ahí mismo vicerrector de la Escuela de Artes. Habiéndose trasladado en 1890 a la ciudad de México, desempeñó los puestos de catedrático y rector del Colegio Clerical de San Joaquín en y luego de catedrático y vicerrector en el Seminario Conciliar. En 1895 fue notario redactor en el V Concilio Provincial Mexicano destacándose por su dominio del latín y disciplinas eclesiásticas. Al año siguiente se en teología por la naciente Universidad Pontificia de México institución de la cual fue secretario y vicerrector. En 1899 regresó a Roma para como notario y redactor del Concilio Plenario Latinoamericano.

Consagrado obispo de Chiapas con sede en San Cristóbal el 15 de agosto de 1902, se distingue por su actividad educativa; publica en grandes tirajes dos métodos para leer y escribir, el de N. Flores y el de Matías de Córdoba, funda escuelas y colegios, renueva el seminario diocesano, forma una rica biblioteca y establece un museo regional en San Cristóbal con piezas prehispánicas y artesanías indígenas. Fascinado por la música de la marimba promueve la fabricación y perfeccionamiento de tal instrumento. produce el alumbrado público en San Cristóbal y erige un monumento a Bartolomé de las Casas. Desarrolla intensa actividad catequística entre la población indígena, así como una campaña contra el alcoholismo. Al procurar la defensa de comunidades tzotziles, -cuya lengua comienza a aprenderenfrenta a latifundistas y políticos locales. Llega personalmente hasta don Porfirio en demanda de justicia. Visita el extenso obispado e intransigente en principios pone en entredicho a la población de Tuxtla Gutiérrez.

Enamorado desde antes de la historia, encuentra en Chiapas el campo propicio para incursionar en el pasado; urgando en archivos particulares y eclesiásticos formó y publicó la genealogía de la familia Tovilla (1909), una de las de mayor proyección histórica en aquella provincia. Editó un manuscrito sobre la ceremonia de la Santa Seña, función religiosa de la época colonial. Igualmente dio a luz la crónica de viaje a Roma de su antecesor Miguel Luque. Descubrió un precioso manuscrito en tzotzil que regaló al Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología. Llevó a cabo una breve síntesis de la historia eclesiástica de Chiapas publicada en la pastoral de 8 de septiembre de 1907. Y sobre todo, se dedicó a conformar dos volúmenes de Documentos inéditos relativos a la Iglesia de Chiapas (1906, 1911). Por vía de muestra, conviene mencionar a grandes rasgos el contenido del segundo volumen: papeles del Archivo Vaticano sobre las actas consistoriales de las erecciones de las diócesis de México, Chiapas, Yucatán y Michoacán; los nombramientos de algunos de los primeros obispos de tales diócesis; así como noticias de los jesuitas en Chiapas durante el siglo XVII, del obispo Francisco Núñez de la Vega y de la anexión de Soconusco, Tabasco, al obispado de Chiapas. Del archivo Episcopal de su propia sede destacan: expedientes relativos a los límites entre la provincia de Chiapas y la de Tabasco, la erección del pueblo de San Francisco Guadalupe, la agregación del departamento de San Francisco Motozintla al obispado de Chiapas, la descripción de la misma en 1776, la relación del obispo Feria sobre idolatría de los indios, expedientes sobre sublevaciones indígenas y otro sobre los lacandones; documentos sobre la fundación colonial de varias escuelas de niños y niñas, entre las que cabe mencionar aquella en que había academia de dibujo y aquélla otra, de 1791, en que maestras ladinas y un maestro de telas de la tierra enseñaban a hilar y tejer.

Promovido a la arquidiócesis de Guadalajara, arribó a esta ciudad el 9 de febrero de 1913. Aplicado a la fundación y desarrollo de organizaciones católicas, también tuvo tiempo para proseguir en sus aficiones historiográficas. Se interesó en investigar la vida y obra de uno de sus antecesores, Juan Cruz Ruiz de Cabañas, sobre quien publicó una carta pastoral del 10 de julio de 1924. Dirigió y editó varios tomos de la Colección de documentos históricos inéditos o muy raros referentes al arzobispado de Guadalajara (17 fascículos, 1922 a 1927), contando para ello con la colaboración de José Ignacio Dávila Garibi. Protestó a raíz de disposiciones gubernamentales que limitaban la actividad de la Iglesia. A consecuencia de ello fue perseguido, hubo de ocultarse en rancherías y fue desterrado de la República en cinco ocasiones. Aprovechó el exilio localizando documentos y promoviendo su publicación, como la Vida y martirio del protomártir San Felipe de Jesús de las Casas de José Antonio Pichardo, cuyo manuscrito se halla en Austin; o bien, La Historia de la Conquista, Población y Progreso de la Nueva España de Tomás de San Rafael (1927), de la biblioteca carmelitana de Valencia; o en fin, el Método de Misiones de Francisco García Diego. Gracias a su mecenazgo se editaron también documentos sobre Antonio Margil de Jesús y sobre Zapopan, así como la Historia del Santuario de San Juan de los Lagos de Francisco Elguero. Francisco Orozco y Jiménez fue miembro de la Societé Academique International d’Histoire, así como de The National Geographic Society. Ingresó a la Academia Mexicana de la Historia en 1921. Falleció en la ciudad de Guadalajara el 18 de febrero de 1936.

C. H.