1919-1921
El primer obispo de Tamaulipas, noveno de Linares y cuarto de San Luis Potosí, nació en la ciudad de Guanajuato el 26 de junio de 1840. Don Demetrio, su padre, de posición acomodada, le envió a estudiar al St. Mary´s College de Oscott, en Inglaterra. A los diecisiete años ya dominaba siete idiomas: inglés, latín, griego, hebreo, italiano, francés y portugués.
En 1860 ingresó al Colegio Pío Latinoamericano, de Roma, en el cual se distinguió como alumno brillante. Estuvo también, a partir de 1862, en la Academia de Nobles Eclesiásticas.
Doctorado en teología por la Universidad Gregoriana recibió también las borlas de doctor en ambos derechos por la Universidad de Sapienza. El 20 de febrero de 1863 fue ordenado sacerdote en la basílica de San Juan de Letrán por el cardenal Constantino Putrízzi, vicario de Pío IX. Estando en Roma fue recibido en Miramar por Maximiliano y asistió a su proclamación como emperador. El papa Pío IX lo designó camarero secreto y capellán del ejército pontificio. Lo honró, además, con el nombramiento de prelado doméstico y protonotario apostólico.
Vuelto a México, el emperador Maximiliano lo nombró capellán de la corte. Temporalmente, marzo-octubre de 1866 fue cura de su ciudad natal. Asistió en 1869-70 al Concilio Ecuménico Vaticano. El 6 de marzo de 1871 fue preconizado primer obispo de Tamaulipas. Pío IX le dio personalmente la ordenación episcopal en el oratorio de sus habitaciones.
Durante los nueve años que gobernó la diócesis tamaulipeca, fundó el Seminario; abrió tres colegios en Cd. Victoria, Tampico y Tula y realizó otras obras importantes.
En esa nueva diócesis tuvo «que crear todo, fundar todo y adquirir todo». El medio le era adverso. Recuerda en sus escritos que no tuvo que predicar contra la herejía, contra el cisma ni contra el racionalismo, sino contra la indiferencia religiosa.
Por bula de 19 de septiembre de 1878 el papa León XIII lo preconizó como noveno obispo de Linares. Tomó posesión en junio de 1880. Pronunció entonces un brindis poético: «Reina del Norte, Monterrey ilustre…»
Durante su gobierno, construyó nuevos pórticos y nuevas aulas en el Seminario; concluyó y consagró la basílica de Nuestra Señora del Roble y edificó la iglesia de Hualahuises, que consagró en 1884. Erigió y consagró también la de Pesquería Chica, edificada por él en menos de un año; impulsó el Colegio de San Juan, de Saltillo; construyó el bautisterio de la catedral; etcétera.
El obispado era antiguo y su labor se limitó -según su propia expresióna conservar y a impulsar las instituciones ya existentes y las obras en proceso.
Designado cuarto obispo de San Luis Potosí el 13 de noviembre de 1884, continuó como administrador apostólico de la de Linares hasta el arribo de su sucesor don Jacinto López y Romo. Impulsé allí notoriamente el seminario dotándolo de maestros españoles e italianos. En 1893 dividió en dos el colegio destinando uno para seglares y otro para los que seguían la carrera sacerdotal; pero hubo de reunirlos al finalizar el siglo, debido a la ausencia de vocaciones. Fundó e impulsó el Colegio de Niñas. Decoró el templo de la Compañía; restauró los de la Tercera Orden, San Agustín, Sagrado Corazón y Guadalupe y remozó el del Carmen. Destinó el antiguo palacio episcopal a casa de expósitos o asilo infantil y trasladó su residencia al edificio contiguo a la catedral, que compró al ayuntamiento. En este nuevo palacio, instaló su riquísima biblioteca contribuyendo a su esplendidez sus colecciones de valiosas pinturas, muebles, etcétera, tesoro artístico del cual habría de ser desposeído por la violencia revolucionaria. En 1896 contrató a notables artistas italianos para transformar la catedral potosina con riqueza y magnificencia. En la capilla de Guadalupe, hizo desde entonces labrar su sepulcro.
Viajero infatigable, cruzó cien veces el Atlántico. Fue huésped en Europa de marqueses y de baronesas pero lo mismo que vivió en palacios y en castillos, se hospedó en paupérrimas chozas o en improvisadas tiendas en la huasteca potosina. Orador elocuente, pronunció centenares de sermones y homilías recogidas y publicadas en sus Obras. En San Jerónimo, de Madrid, pronunció el Elogio a Cervantes en el III Centenario del Quijote. Escritor fecundo cultivó las letras en múltiples aspectos. Sus traducciones de los bucólicos le valieron ser contado entre los árcades de Roma con el nombre de Ipandro Acaico y su ingreso a numerosas asociaciones científicas y renombradas academias, particularmente a la Mexicana de la Lengua y a la Mexicana de la Historia. De esta última fue miembro fundador en 1919 hasta su muerte ocurrida tres años después.
Su impresionante y vastísima obra literaria y oratoria puede verse consignada en la Bibliografía eclesiástica mexicana, (Jus, 1949, II). Su autor Monseñor Emeterio Valverde y Téllez, la clasifica en: revistas, sermones, oraciones fúnebres, cartas pastorales, edictos, conferencias, obras literarias (prosa y verso). Y escritos autobiográficos.
La revolución le obligó en 1914 a salir del país. Residió en Italia y pasó después a España donde celebró su cincuentenario episcopal.
Cuando volvía a su diócesis, le sorprendió la muerte en Nueva York el 12 de agosto de 1921. Se le hicieron honras fúnebres en la catedral de San Patricio y su cadáver fue depositado en el cementerio del Calvario en Brooklin. Meses después fue trasladado a San Luis Potosí. El 7 de septiembre fue sepultado en la catedral potosina en el regio y artístico mausoleo que él mismo había mandado construir.
Israel Cavazos Garza.