Miguel Salinas Alanís

1930-1938

Nació en Toluca el 12 de febrero de 1858. Ahí llevó a cabo sus primeros estudios y ahí conoció al gramático Mariano Oscoz. Marchó a la ciudad de México donde estudió en la Escuela Nacional Preparatoria con el propósito de llegar a médico, designio que hubo de dejar, pues los apremios econó- micos lo obligaron a emprender el camino del magisterio. profesión que se ría en él la más consumada. En efecto, a los dieciocho años se inició como maestro en el pueblo de Tlaltizapán, de donde pasaría al de Tlaquiltenango, ambos en el Estado de Morelos. Se instaló en Cuernavaca donde fundó en 1881 una escuela primaria particular llamada Instituto Madame Pape-Carpentier, nombre de una célebre pedagoga cuyo pensamiento fue norte e inspiración para Salinas. Al crearse la Dirección de Educación Pública del Estado de Morelos en 1909, Salinas fue designado director, puesto que ocupó hasta 1912. En su gestión se organizaron conferencias sabatinas para maestros rurales, así como concursos interescolares. Fundó el Boletín de Instrucción Pública del Estado de Morelos y en 1910 publicó un texto de larga vida, la Gramática Inductiva de la Lengua Castellana.

Los vientos de la Revolución devolvieron a Salinas a la ciudad de México en 1912. Ahí se radicaría por el resto de su vida consagrado al magisterio y labores afines. De tal forma fue maestro de Lengua y Literatura Española en la Escuela Nacional Preparatoria. en varias escuelas secundarias y en la Escuela Superior de Comercio, mientras que por otra parte y sucesivamente desempeñaba los puestos de director de una primaria, así como el de secretario del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología, los de prefecto, subdirector y jefe de varias clases en la Escuela Nacional Prepara teoría. También impartió lecciones y conferencias en la Universidad Popular Mexicana. Paralelamente escribía y publicaba libros para el magisterio: La Enseñanza de la Geografía en México (1916), Fábulas del Pensador Mexicano, corregidas, explicadas y anotadas (1918), Ejercicios lexicológicos para el Aprendizaje de la Lengua Castellana, (1922) y 1925) y Construcción y Escritura de la Lengua Española (1933).

Miguel Salinas incursionó recurrentemente en la historia y sus con Atribuciones en este campo fueron el fruto de un gusto, de una afición con la que descansaba de sus tareas magisteriales y que comenzó a expresarse desde 1909 con la publicación de El Insurgente Francisco Ayala a la que seguiría Matamoros. Su salida de Jantetelco (1912). Estos y otros títulos posteriores, ya de historia local, ya de biografías o de geografía, fueron publicados por la Sociedad Científica “Antonio Alzate” o en el Boletín de, la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, agrupaciones de las cuales Salinas fue distinguido miembro, como lo fue también de la Academia Mexicana de la Lengua. Reuniendo la mayor parte de tales trabajos junto con otros publicó dos importantes libros: Historias y Paisajes Morelenses (1924) y Datos para la Historia de Toluca (1927). Ambos han sido reeditada con otros estudios posteriores, algunos de ellos inéditos (1981 y 1965 respectivamente).

Al inicio del libro sobre el Estado de Morelos, Salinas manifiesta el fundamento principal de su información: “La circunstancia de haber vivido cerca de treinta y cinco años en el Estado de Morelos, me ha puesto en aptitud de conocer muchas de sus comarcas, de visitar sus monumentos arqueológicos, de admirar de cerca sus bellezas naturales y de estudiar algunos de los hechos históricos sucedidos en aquella región”. El estudio aludido tuvo en realidad muchas más fuentes según se desprende del texto mismo y de las no raras notas que le acompañan: testimonios orales, periódicos o revistas, folletos, libros y documentos. Cuando no había más que rumores, los desechaba diciendo «no tengo autoridad en que apoyarme y no quiero fiar sólo de la voz de la calle» (p. 183). En sus páginas se pintan las ruinas de Xochicalco, el palacio de Cortés, los ríos de Yautepec y Amacuzac, la sierra de Tepoztlán, la caverna de Cacahuamilpa, el ingenio de Tlaltenango, el trapiche de Amanalco, el jardín de Borda, etcétera. Por ellas también desfilan Juana de Zúñiga, Maximiliano y Carlota, el obispo Plancarte y Navarrete y Cecilio Robelo, así como los bandoleros Agustín Lorenzo y “El Aguacate”. En el libro sobre Toluca manifiesta el resorte que lo llevó a escribir, “el amor al terruño”. Y confiesa que se lanzó a la empresa “como mero aficionado”… aprovechando tal o cual libro o documento que la casualidad me ha ofrecido, o los informes que me han dado excelentes amigos, deseosos de ayudarme”. La obra de este amoroso aficionado fue «el primer estudio serio” sobre la capital del Estado de México, según lo califica así Mario Colín. Algunos de los temas son éstos: las fuentes del río Lerma, la etimología de Toluca, sus tributos, fray Andrés de Castro, los conventos de San Francisco y del Carmen, las procesiones, los portales, la plaza de los Mártires, la estatua de Hidalgo, la municipalidad, José María González Arratia, etcétera. Aparte hay que decir que tanto éste como el libro sobre Morelos están enriquecidos con otro tipo de testimonios históricos: fotografías y dibujos. Más allá de la infinidad de datos que aporta Salinas conviene ponderar el carácter literario de la mayor parte de sus contribuciones históricas. Se trata de narraciones que están hechas con las dotes de un maestro que relata con diafanidad y sabe suscitar el interés.

Miguel Salinas ingresó a la Academia Mexicana de la Historia el 25 de mayo de 1934 pronunciando un discurso sobre “Bienes y Tributos del Estado y Marquesado del Valle de Oaxaca”. Murió en la ciudad de México el 18 de diciembre de 1938.

Carlos Herrerón Peredo.