1936-1956
Hijo del Ingeniero don Alberto García Granados y de doña Teresa Campero, nació en la ciudad de México el 20 de febrero de 1893. Su abuelo fue el famoso historiador y arqueólogo don José Fernando Ramírez, quien siendo el director del Museo Nacional, publicó los estudios sobre el Calendario Azteca, Motolinía, la Historia de la Conquista de W. Prescot y otras obras. Sobrino también del notable historiador don Ricardo García Granados. Hombre de vasta cultura que llegó a formar una de las más grandes bibliotecas de su tiempo y tan versado en la bibliografía mexicana que escribió las Adicciones a la Biblioteca de Beristain.
Sus primeros estudios los hizo en esta ciudad de México y los superiores los inició en la Universidad de Saint Louis de San Antonio, Texas, en donde obtuvo el grado de Master of Arts. Sin embargo no se dedicó entonces a las humanidades, pues fue enviado a Gembloux Bélgica para estudiar en el Instituto Agronómico la carrera de Ingeniero Agrícola, pues los intereses económicos de la familia lo enfocaban a la administración de su gran finca de Cháhuac (a las faldas del Iztaccihuatl). Sin embargo no pudo obtener el título por haber estallado la primera guerra mundial, de 1914. De vuelta a México retornó el interés en las humanidades a las que el ambiente familiar hacía eco. A partir de entonces se dedicó ya y por toda su vida al estudio de la historia nacional, muy especialmente a las producciones de la cultura indígena y a la constitución y desarrollo de la Nueva España, dentro de lo cual las manifestaciones del arte tuvieron para él un interés fundamental.
El Estado reconociendo sus profundos estudios le otorgó en 1945 a través de la Secretaría de Educación Pública el título de Historiador, y la Universidad Nacional Autónoma de México el grado de maestro de Ciencias Históricas en 1949.
Unió a su amplia preparación el interés en la investigación, en la docencia y en la divulgación de nuestros valores culturales, mediante la publicación de obras propias y patrocinio de las ajenas, así como en la periodística enfocada preponderantemente a la historia de la ciudad de México. En 1932 organizó con Pablo Martínez del Río, la carrera de Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Interesado en el progreso de esta institución participó en la reforma universitaria de 1945.
Su obra como maestro duró veintidós años, la inició en 1933 en dicha Facultad, donde estableció la cátedra de Historia Antigua de México, a las que seguirían la de Historia de la Conquista, Historia de la Evangelización y Códices Indígenas. En la Escuela Nacional de Antropología e Historia, impartió el Seminario de Historia de México, mediante el cual realizó una importante labor de la revalorización del pasado indígena y colonial y la cátedra de Fuentes para la Historia Antigua de México.
En la Escuela de Verano y en el México City College explicó Arte Mexicano, Códices Indígenas e Historia de la Conquista y fue invitado en los Estados Unidos como profesor visitante en las Universidades de Tulane, en Nueva Orleans, en la de Texas y en la Católica de Washington.
La labor del maestro Rafael García Granados fue más allá de la exposición sobria, clara y precisa de las materias, pues a ese su “afan de verdad y equilibrio” que manifestaba, se unieron como fundamento las investigaciones profundas que él dirigía y hacía realizar a sus alumnos, gran número de los cuales hoy están en diversos centros de investigación.
Fue ese mismo interés el que lo llevó a fundar con Manuel Toussaint y otros colegas, el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, que nació bajo el título de Laboratorio de Arte en 1935. Como miembro de él, publicó numerosos artículos, prólogos y reseñas de libros y congresos en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, sin dejar de hacerlo en otras revistas especializadas.
Su interés en la historia del arte está de manifiesto en los libros que publicó al lado de arquitectos como Luis Me Gregor y Lauro Rosell e historiadores como Francisco Fernández del Castillo. Entre estos señalaremos: México y la Guadalupana. Cuatro Siglos de culto a la patrona de América, 1931. La ciudad de Oaxaca, publicada en 1933 y Huejotzingo, la ciudad y el Convento Franciscano que apareció en 1934. En se mismo año le publicaron en el Archivo General de la Nación su obra Xochimilco.
En 1937 publicó su discutida obra Filias y Fobias; Opúsculos históricos. En ella mostró con gran valentía la necesidad de considerar equilibradamente los valores que integran la cultura mexicana, apegando a la verdad los diversos episodios de la historia nacional. Este libro es quizás el que con mayor fuerza presenta su personalidad.
Una de sus más hermosas obras es la que en 1941 publicara en dos volúmenes la Imprenta Universitaria bajo el título Sillería del Coro de la Antigua Iglesia de San Agustín, que contiene ciento sesenta y nueve ilustraciones en cada uno de sus volúmenes.
En el año de 1945 fundó al lado de Pablo Martínez del Río, el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM. al que fue incorporando, al lado de los distinguidos historiadores que lo constituyeron, a los jóvenes que iban graduándose en la propia universidad. De ese período data su libro titulado Capillas abiertas editados en la Colección Anáhuac de Arte Mexicano vol. V, 1948.
Como fundador y presidente de la Sociedad de Estudios Cortesianos publicó varias obras que encomendó a jóvenes historiadores, para conmemorar el Cuarto Centenario de la muerte del Conquistador; éstas fueron, el Cedulario Cortesiano, 1949; La Heráldica de Cortés, 1949; Cortés ante la juventud, 1949, y César y Cortés, 1950.
De profundo interés son los prólogos que hizo para las siguientes obras: Historia de Baja California, de Francisco Javier Clavijero; El primer Colegio de América Santa Cruz de Tlatelolco, de Borgia Steck, que incluyó el Códice Tlaltelolco, de R.H. Barlow, obra editada por el Centro de Estudios Franciscanos en 1944. También prologó la obra de Ola Apens; Planos Antiguos del Valle de México, 1948 e Historiadores Mexicanos del Siglo XVIII del investigador Víctor Rico, 1949.
Serenas y equilibradas como verdadero historiador, interesado en la verdad fueron las reseñas que hizo sobre varios libros como fueron entre otros: Coahuila y Texas en la Época Colonial de Vitto Alessio Robles, editada por Letras de México en 1939. La Pintura Mural Precolombina del Estado de Hidalgo de Justino Fernández. Ambas publicadas en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, 1939 y 1941 respectivamente. En Revista de Revistas reseñó la obra de Fernando Benítez sobre la Ruta de Hernán Cortés. No pueden olvidarse dentro de sus trabajos históricos los de carácter periodístico que publicó en Excelsior desde 1929 cuyo objetivo primordial fue, por una parte, la divulgación de la verdad histórica frente a quienes la distorsionaban y, por otra, la defensa de la Ciudad de México ante autoridades e intereses económicos de la iniciativa privada, que destruían su valiosa fisonomía arquitectónica. Más de trescientos cincuenta artículos publicados bajo el rubro de Nuestra Ciudad fueron los que escribió al respecto.
Escribió numerosos artículos que publicó tanto en México como en el extranjero; de ellos mencionaremos “Capillas Indias en la Nueva España” (1530-1605), publicada en Archivo Español de Arte y Arqueología, Madrid 1935, Estudios comparativos de los signos cronográficos de los Códices Prehispánicos. Publicada en las Memorias del Congreso de Americanistas en 1939. “Antigüedades Mexicanas en Europa”, que apareció en las Memorias de la Academia Mexicana de Historia en 1942 y el Instituto Panamericano de Geografía e Historia, publicó en 1949 su artículo “La Enseñanza de la Historia en México”.
Otros muchos estudios de investigación histórica escribió; empero no siendo posible nombrarlos todos, sólo señalaremos que fueron más de cuarenta y que una bibliografía completa de la obra histórica de Rafael García Granados la publicó Guadalupe Borgonio en el volúmen de Homenaje a su memoria del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Si todas las obras de Rafael García Granados son importantes por la novedad de los temas tratados, que van abriendo caminos, la que entre ellas fue su obra magna es el Diccionario Biográfico de Historia Antigua de México, dispuesta en tres amplios volúmenes. La editó Jus de México en los años 1952 y 1955.
El último de sus libros fue la Historia Gráfica del Hospital de Jesús que vio la luz pública en 1956 poco después de su muerte. La muerte de don Rafael García Granados ocurrida el 7 de enero de 1956, impidió publicar varias obras que tenía preparadas, entre ellas El Arte Plumario en México, El Caballero Boturini y otros más. Llego al Instituto de Investigaciones Históricas, su gran biblioteca llena de “instrumentos de trabajo” como él llamaba a sus libros.
Las innumerables sociedades y academias a que perteneció en México, España y los Estados Unidos son un claro ejemplo de la valoración que todos hicieron de su vida y obra para la historia nacional. Francia te concedió las Palmas Académicas y España le otorgó la Condecoración de Isabel la Católica. Fue miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y de la Academia Mexicana de la Historia correspondiente de la Real de Madrid, quien se honró teniéndolo como Académico de Número desde 1936.
Josefina Muriel.