Silvio Zavala Vallado

1942‑2014

Nació en Mérida, Yucatán, el 7 de febrero de 1909, fue sucesivamente estudiante en Nueva Orleans, México y Madrid. En España adquirió el doctorado en Derecho y el que sería el oficio básico de su vida. Entre 1933 y 1936 fue asiduo colaborador del Centro de Estudios Históricos de Madrid. De entonces datan sus inclinaciones por el conjunto de la vida hispanoamericana y por el período inicial de ese conjunto.

De su pluma juvenil y española salieron tres obras clásicas: Instituciones jurídicas en la conquista de América (1935), La encomienda indiana (1935), La Utopía de Tomás Moro en la Nueva España y Otros estudios (1937).

La guerra civil en España lo devolvió a Hispanoamérica. Anduvo en varios países del nuevo continente pero se instaló definitivamente en México. Su enorme capacidad de trabajo hizo que fuera a la vez el padre y guía de la Revista de Historia de América (1938-1965), el director de la Biblioteca Histórica Mexicana de Obras Inéditas, y uno de los caudillos de la revolución historiográfica de los años cuarenta que tuvo su cuna en el centro de Estudios Históricos y en el Seminario de Historia de las Ideas de El Colegio de México. Cuando el gremio de los historiadores de casa tenian a la historia de personajes y hechos políticos corno la única merecedora de historización, Silvio Zavala se puso a investigar y escribir sobre estructuras y acaeceres económicos y sociales. Alrededor de 1940 publica en cinco volúmenes las Fuentes para la historia del trabajo en la Nueva España; las Ordenanzas de trabajo en la Nueva España (1947) y otros textos.

Fue director y maestro en el Centro de Estudios Históricos, por tres lustros. A partir de 1940 formó tres generaciones de profesionales de la historia que hoy forman parte de ésta y otras academias hispanoamericanas. En el mismo período de 1940-1956 produjo libros de divulgación y escolares novedosos y de índole científica: Ideario de Vasco de Quiroga (1941), Ensayos sobre la colonización española en América (1944), La filosofía política en la conquista de América (1947), Síntesis de la historia del pueblo mexicano (1947), Historia Universal moderna y contemporánea (1949), Historia universal. Antigüedad y Edad Media, y Aproximaciones a la historia de México (1953). Mientras enseñaba y escribía a raudales, recompuso el Museo Nacional de Historia de Chapultepec.

Entre 1956 y 1963 se desempeña brillantemente en París como delegado permanente de México en la UNESCO. En seguida regresa a su patria como presidente de El Colegio de México donde estuvo metido en tareas de fuste durante tres años. En 1966 fue designado embajador de México en Francia y a partir de 1975 volvió a su país a ejercer funciones de miembro distinguido de la Academia Mexicana de la Historia, El Colegio Nacional y otros institutos, y sobre todo a escribir caudalosamente. En los últimos quince años han aparecido, entre otras muchas, dos importantes obras gemelas, de asunto socioeconómico: El servicio personal de los indios en Perú y El servicio personal de los indios de la Nueva España.

A lo largo de setenta años el archifecundo doctor Silvio Zavala ha hecho más de sesenta libros aclamados por la crítica. Sus doscientos cincuenta artículos se reparten en medio centenar de revistas académicas. Ha cultivado de manera sobresaliente muchas parcelas del mundo histórico: la egohistoria, la biografía, la construcción de un país (México), el desarrollo de un continente (América) y la historia universal. Han atraído su atención todas las facetas de lo histórico: la económico-social, la sociopolítica y la cultura. Es reconocido como experto en la preparación de cuatro de los ocho manjares que ofrece la cocina de Clío: Historia didáctica, historia documental, historia científica e historiometría.

En los papeles de autor, profesor y hacedor, Silvio Zavala se ha vuelto justamente famoso y ha recibido muchos honores: miembro de las Academias Mexicanas de la Historia y de la Lengua; miembro de El Colegio Nacional; premiado con las preseas Vasco de Quiroga, Rafael Heliodoro Valle, Alfonso Reyes, Eligio Ancona, Príncipe de Asturias y otras; profesor emérito de El Colegio de México y doctor honoris causa por varios institutos de cultura superior. En 1969 recibió el Premio Nacional de Letras.

De hecho, en el ilustre historiador del suceder de América han venido a confluir docenas de medallas, diplomas y otras condecoraciones.